Después de casi 10 años de vivir en un lugar con muchos niños, y ver que en épocas frías cada vez que veía un cochecito miraba en su interior y en muchas ocaciones veía a los chiquitines con el gorro hasta la nariz o con la bufanda a punto de perderse por el viento, me dije que tejería una prenda que uniera las dos, gorro y bufanda para que así no se perdiera con tanta facilidad y además permaneciera más en su lugar y no tapándole los ojos a los niños.